Eran los últimos días de noviembre, y llevábamos casi siete meses viajando. Cuando empezamos, nuestro objetivo era conocer escuelas diferentes, escuelas de las que ningún niño o niña quisiera marcharse, escuelas que nos habían fascinado. Pero las cosas no siempre salen como pensamos, y en este tramo del viaje iba a ocurrir quizás lo más lamentable que nos llegara a pasar en ruta.
La Quinta'l Texu: pararse a sentir
Sabíamos muy poco de ese colegio. Hasta el significado de su nombre, en bable, era una incógnita. Nuestro itinerario estaba ya cerrado y el tiempo apremiaba. Para visitar La quinta'l texu tendríamos que hacer encaje de bolillos y pedalear al mismo tiempo. Y eso hicimos. Quizás fuera la llamada de algo misterioso e inesperado, o su simpatía, o la visión tan clara de la escuela que querían, pero no lo dudamos y aceptamos una invitación que además de una alegría era todo un reto. No nos imaginábamos que en esta tierra de trasgus y busgosus lo imposible está a la vuelta de la esquina, y que las sorpresas no habían hecho más que empezar.
Talento y carpintería: desintoxicando la educación
El pasado 5 de junio participamos como invitados en el I Congreso Internacional en Innovación Continua que se celebró en el Teatro Municipal Buero Vallejo de Alcorcón (Madrid). Nuestra propuesta, el texto que sigue, fue una ponencia desintoxicante en la que hablamos de creatividad, de instinto, de felicidad, y de cómo superar las barreras de un modelo de crianza y educación que arrolla todo nuestro potencial.
Colegio Andolina: al encuentro de la autenticidad
Pocas semanas antes de nuestra llegada a Oviedo recibimos una llamada: Marta, en nombre de la “comunidad de alegres ciclistas” 30 días en bici, nos ofrece hacer el trayecto entre Oviedo y Gijón con nosotros. Es toda una alegría, porque hasta entonces sólo hemos tenido compañía ciclista muy ocasionalmente, y nunca más de dos personas. ¡Y ahora vamos a entrar en Gijón con todo un pelotón! Si la lluvia lo permite, claro...
Una escuela sobre dos ruedas
Hace justo un año, un día como hoy, dejamos nuestra casa subidos en dos bicicletas equipadas con remolques y un asiento para bebé, y salimos de viaje. Yo iba a cumplir cuarenta y un años, y ya sólo cambiar de piñón me parecía una proeza. Por no hablar de subir las cuestas... Pero quería viajar en bici.
El penúltimo tramo
La gripe y el mal tiempo han estado a punto de echar por tierra la ilusión de entrar en Madrid (nuestra ciudad natal) en bici. Pero después de un viaje repleto de alegrías y emociones positivas nos resistíamos a ese final. Y ha sido la generosidad de una familia que, en el último momento, nos ha ofrecido su casa en un punto estratégico de nuestra ruta lo que nos ha permitido volver a soñar: el lunes 15 de diciembre, culminando más de tres meses de viaje, hemos hecho los 75 kilómetros que separan Collado Mediano de San Fernando de Henares. Una ruta que hemos vivido como un auténtico regalo.
Cuidar lo invisible a los ojos: Congrés-Indians
Hablar con los niños agachándonos y mirándoles a los ojos. Desde una mirada que cuida, sin afán de controlar. Dándoles espacio y tiempo. Acompañándoles desde la empatía con sus sentimientos. Desde la sinceridad y la complicidad. Sin juicios ni comparaciones, premios ni castigos. Y dejándoles explorar, descubrir por sí mismos, y también, sobre todo, jugar. Así hace esta escuela viva y activa que quiere contemplar el mundo a través de los ojos asombrados de un niño.
Cuento de hadas: la historia del CEIP Princesa de Asturias
Érase una vez un colegio público. Un colegio normal donde las niñas y niños aprendían, entre otras cosas, a separarse de sus mamás y papás en la verja sin llorar, a estar sentados en silencio, y a hacer la tarea que les mandaba cada día la maestra. Sobre este colegio y todos los demás del reino pesaba un viejo maleficio, y los niños y niñas –que siempre ven cosas que a los mayores se les escapan– lo sabían, aunque probablemente nadie les hubiera hecho caso si hubieran tratado de explicarlo.