En estos días en que todo parece haberse trastocado por sorpresa, no queremos dejar de darte una buena noticia. A ti y a las miles de personas que nos habéis impulsado a lo largo de estos cinco años en que hemos estado tratando de sacar adelante Corriendo por las olas. Han sido cinco años de trabajo y de aprendizaje. Cinco años de ilusión compartida. También de unos cuantos baches y muchos traspiés. Cada vez que nos hemos caído, alguien (casi siempre desconocido) nos ha venido a tender una mano y nos ha ayudado a levantarnos.
A pesar de que nos ha parecido que no llegaría nunca este momento, Corriendo por las olas, en su versión final editada por Sergio Catá, por fin está muy cerca de ser una realidad.
Nos queda hacer los últimos retoques a la postproducción de vídeo. José Luis Alcaine, nuestro sonidista, ya tiene casi terminado el diseño de sonido. Ulli Neutzling (que ya nos ayudó a maquetar Aprender en libertad) está completando el diseño de las rotulaciones y textos. Las evocadoras animaciones de Kati Egely están listas. Además, estamos muy felices de contarte que hemos incorporado al equipo a Alejandro Román, un compositor magnífico y de una sensibilidad enorme, que está ya componiendo la música original de Corriendo por las olas. En estas fotos puedes verlo metido en faena:
En noviembre del año pasado, Diego y yo estuvimos en Madrid grabando las locuciones para el docu en el estudio de sonido Black Tone, como os contamos en nuestra anterior actualización. Antes habíamos pasado varias horas ensayando y, sobre todo, aprendiendo, con la ayuda inestimable de Izaskun Azurmendi, actriz y directora de actores. La lista de las personas que han colaborado con este documental y este proyecto es larguísima, como un río que en todos estos años no ha dejado de fluir. Para todas esas personas –y tú estás entre ellas– va nuestro eterno agradecimiento.
Pero hay algo más que queremos compartir contigo. Diego y yo llevamos cerca de un año haciendo todo lo posible por poner en marcha un proyecto educativo en Tenerife, donde vivimos: una escuela democrática, activa, en contacto con la naturaleza. Un espacio donde esperamos seguir impulsando otra forma de aprender, de educar, que tenga como centro el cuidado de las personas y del planeta. Esta escuela se llama Kaleide (que en griego clásico significa “formas hermosas”), y estamos trabajando a tope para que arranque en septiembre de 2020, autorizada como centro educativo extranjero. En nuestro país no es fácil montar un proyecto educativo como este y contar con la autorización de las autoridades, son muchísimas las trabas, el esfuerzo y el trabajo necesarios. Más aún en estos momentos de incertidumbre y de crisis social y económica. Pero vamos a apostar por ello, porque sentimos que todo este viaje en el que nos embarcamos hace siete años cobra verdadero sentido de esta manera.
Muy pronto empezaremos un proceso de selección para formar un equipo de personas con formación docente y experiencia en educación activa que quieran unirse a Kaleide en su primer curso, en septiembre de 2020. En cuanto publiquemos toda la información de la oferta de empleo te la haremos llegar por correo electrónico.
Mientras tanto, aprovechamos para mandarte un abrazo y nuestro cariño. Gracias de todo corazón por haber tenido la paciencia y la confianza de acompañarnos hasta aquí.