Muchas veces pensamos que lo mejor para los niños y niñas es aprender a leer, escribir y calcular cuanto antes. Sin embargo la evidencia parece apuntar en otra dirección. Aprender ciertas destrezas antes no solo no es beneficioso sino que puede llegar a ser perjudicial. En este artículo Peter Gray hace un repaso de las investigaciones y experiencias educativas que demuestran los beneficios de postergar la enseñanza de la lectoescritura y las matemáticas.
Criar en la confianza: el renacimiento de un modelo educativo olvidado
Peter Gray, el autor de este artículo imprescindible para entender nuestra forma de criar y educar, es Catedrático de Psicología, padre y un gran defensor de una educación que sirva de verdad a la felicidad de los niños y niñas. Recientemente ha escrito un libro magnífico, "Aprender en libertad", que nos hemos propuesto traducir al español dentro de la campaña de financiación de nuestro documental, y con el que os obsequiaremos por participar.
Talento y carpintería: desintoxicando la educación
El pasado 5 de junio participamos como invitados en el I Congreso Internacional en Innovación Continua que se celebró en el Teatro Municipal Buero Vallejo de Alcorcón (Madrid). Nuestra propuesta, el texto que sigue, fue una ponencia desintoxicante en la que hablamos de creatividad, de instinto, de felicidad, y de cómo superar las barreras de un modelo de crianza y educación que arrolla todo nuestro potencial.
Matar a un profesor
En un país que se diría “civilizado” hay una escuela donde es fácil eliminar a un profesor: hacer que desaparezca, que nunca más vuelva a pisar el aula. Basta con que, reunidos en asamblea, los chicos y chicas (menores todos de 18 años) voten mayoritariamente en contra de renovar su contrato el curso siguiente.
Mil ríos: lo que el mundo moderno ha olvidado acerca de los niños y el aprendizaje
El otro día me encontré con esta afirmación entre mis actualizaciones de Twitter: “Pocos niños aprenden a leer de manera espontánea. Para la gran mayoría, los ejercicios de fonética son imprescindibles, y para todos son beneficiosos”.
Billete de ida
Este podría ser el relato de un viaje. Un viaje asombroso en bici, por ocho países, en el que una pareja y su hija de dos años se lanzan a descubrir y filmar escuelas diferentes que desbaratan y transforman lo que suele entenderse por “educación”. Un viaje que se entrecruza con el de decenas de personas: niños, adolescentes y adultos, que están también buscando otra forma de educar, y de educarse. Pero al mismo tiempo hay otro viaje, invisible a los ojos y que sólo puede verse con el corazón. Y es de ese viaje esencial del que quiero hablarte primero.
Deshabitar el proceso
Durante el viaje por el extranjero, cuando alguna de las personas con las que nos topábamos por el camino nos preguntaba cómo había surgido la idea de embarcarnos en esta aventura, Diana y yo nos mirábamos con cierta inquietud, como esperando que fuese el otro el que contestase porque, francamente, se nos estaba olvidando.
Juguetes
A este lado del mundo, los corazones de los niños están llenos de cosas. De cosas que se compran en las tiendas. Baratijas a veces, pero también objetos de lujo que ya nos hemos acostumbrado a ver. Cosas que ni siquiera se pueden (quiero decir, deben) manipular, destripar, transformar, reinventar. Cosas... ¿necesarias? Puede que os sorprenda si os digo que sí, que lo son. Tanto como puedan serlo las muletas para quien ha perdido una pierna.
No es casual
Creo que el hecho de que a mis casi cuarenta y un eneros haya decidido hacer un paréntesis en mi trabajo para asomar la cabeza en el mundo de la educación no es algo casual. Yo, que soy ingeniero por titulación, técnico de profesión, aeronauta frustrado, ateo por convicción, que me resisto a creer en cuestiones esotéricas, en quien se ha hecho carne el discurso racionalista tras años de práctica diaria, quien jamás ha experimentado (conscientemente) un minuto de meditación...yo, creo que no es un suceso casual. Pero veamos, aunque sólo sea para tratar de explicármelo a mi mismo qué y quién me han conducido a creer que no es un hecho casual.