Un año

Créditos fotográficos: Philip Austin

Créditos fotográficos: Philip Austin

Hace un año, un viaje nos soñó. Debió de ser de noche, cuando nuestras resistencias estaban vencidas, y la inercia ebria se desplomaba en un suelo frío, gris. Entre las rendijas de la rutina y el tedio, el viaje se coló y quiso hacernos parte de su rebelión.

En medio de una sociedad centrada en los resultados, las cifras y las expectativas, el viaje nos regaló un plan sencillo pero exigente que quisimos cumplir a rajatabla: disfrutar, aprender, y compartir. Así ha sido.

El viaje... ¿ha acabado? No. No puede hacerlo, porque vivimos ya en él. El viaje no ha sido un medio, no ha sido un suceso, un hecho puntual ideado y fabricado por nosotros, sino que somos nosotros quienes sentimos cómo él nos impulsa, nos guía, nos construye a cada paso. El viaje somos nosotros.

Hace un año escribimos nuestro primer post. Pasara lo que pasara, estábamos decididos a seguir escribiendo más. Ahora que regresamos al escenario de la batalla original –aquella en la que el viaje se alzó victorioso y nos arrastró con él–, ahora que sentimos los empellones de la rutina y el tedio, de lo conocido, de la repetición... creo que una noche, cualquier noche, un documental nos soñará. Soñará que le contamos una historia, dulce a veces, otras veces hiriente. Una historia que es muchas historias entretejidas, y entre ellas la historia de un viaje que nos soñó, y que sigue imaginándonos, recreándonos, llenándonos de vida.

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
— Calderón de la Barca

Para ti que nos lees, con el deseo de que tus sueños, cualquier día, cualquier noche, te alcancen.